Las personas no dejamos de jugar porque nos volvemos viejas, ¡nos volvemos viejas porque dejamos de jugar!
Qué cierta es esta frase del escritor irlandés George Bernard Shaw, porque jugar es curiosidad y la curiosidad es el motor del aprendizaje. Y sólo cuando dejamos de tener curiosidad por las cosas que nos rodean, es decir, cuando dejamos de jugar y por tanto de aprender de y con la vida, es cuando todo envejece.
El juego, por tanto, como actitud vital no tiene edad. No sólo ha de estar presente en la infancia, sino a lo largo de toda nuestra vida. Y para ello los adultos debemos recuperar ese niño que llevamos dentro y que está lleno de curiosidad, ganas de explorar, investigar, soñar, crear…
Te reto por tanto a reencontrarte con tu niño interior.
¿Cómo? Pues sencillo, cierra los ojos y prepárate para comenzar el viaje de regreso a tu infancia. ¿Tienes los ojos cerrados? Bien, respira y déjate llevar hasta ese juego de infancia favorito que te hacia vibrar y emocionarte. ¿Has llegado a ese recuerdo? Cuando llegues, detente, no tengas prisa… y disfrutalo con detalle, siéntelo, abraza a ese niño o niña que está jugando, y sigue sintiéndolo. No hay prisa, cuando estés listo, trátelo al aquí y ahora. Pero cuidado, en el viaje de vuelta no lo sueltes, agárralo fuerte… Cuando abras de nuevo los ojos el niño o niña que fuiste, estará contigo para acompañarte y contagiarte cada día de su actitud lúdica, de juego.
¿Ya estás junto a tu niño interior? ¡Bienvenidos!
Ahora puedes seguir jugando en los siguientes retos de los 21 días de juego para el Día del Juego. Adelante.
Es idea de…
INDI RETUERTO
Siempre con ganas de jugar y aprender
Educadora Social y Pedagoga que no entiende la pedagogía sin actitud lúdica.
Twitter: @indiretuerto